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9La entrada general de la ciudad suele ser por la carretera de Zaragoza: cruzando el paso a nivel (F.CA. Canfranc) toma el nombre de la calle del Alcoraz. Entre las edificaciones, huertas (torres) y empresas que la bordean se encuentra el campo de futbol (tambien llamado Alcoraz por su situación) para venir a desembocar en la plaza de Navarra donde va acusándose la centralización de la vida de la capital, en su continuo desplazamiento hacía el llano del mediodía.
SANTA TERESA (CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZAS).- Fundación del señorío de Argavieso con religiosas procedentes de Tamarite en Julio de 1674.
Convento de austeridad y pobreza según la regla de la sublime Doctora de Ávila. Todo en el conforme al tipo teresiano. Presenta un patio de compás a la iglesia.- Típico carmelitano.- con fachada de ladrillo prototeresiano y hornacina con imagen de la titular, gracioso de conjunto.
Iglesia- De nave y crucero, aquella con lunetos; cúpula ciega y sin tambor y decoración lujosa (probablemente de J. Urliens) en relieves de escultura con santos carmelitanos en las pechinas, en pie no grandes. Los tres retablos (el mayor y los dos de los rincones del crucero) son de fines del s. XVII en los que el barroco triunfa con gran teatralidad.
En el mayor, sobre relieve de ángeles Santa Teresa, de graciosa e inspirada talla. En el tramo superior el Niño y otras imágenes mas toscas completan el aparatoso conjunto. Los dos retablos laterales presentan la particularidad, de no ser simétricos en cada conjunto propio, sino en el doble conjunto y con idea iconográficamente razonada (altos: san miguel y el Ángeles de Tobías; bajos: Virgen Carmen (mod) y san José, aunque de tallas deficientes. Existe también pequeño retablo moderno (san juan de la Cruz y Sta. Teresita, ambos carmelitas) y en las paredes del presbiterio y de la nave grandes cuadros amanerados del XVIII (la buena y la mala muerte en el presbiterio; las glorias de la Orden carmelitana y la Huida a Egipto en la nave.
La plaza de Navarra es la mas importante de la ciudad: forma su fondo al N la gran fachada moderna de la Delegación de Hacienda (arq. E. Vincenti) de inspirado y típico gusto barroco aragonés. El lado de Poniente, el Círculo oscense (muy decaído en su vida social) pero con grades salones y servicios (salón de baile con decoraciones pictóricas de tipo regional del artista local Lafuente por 1912). Finalmente el centro de la plaza lo cubre delicado jardín con fuente escultórica. A esta plaza viene también a desembocar la Avenida de la Estación y adosada a ella en su ángulo SE. La plaza de San Victorián donde se encuentra (en trámite de derribo) la cárcel provincial, en parte, viejo edificio conventual del Carmen Calzado (1).
(1) Huesca, como todas las viejas ciudades de España en la época de su apogeo religioso (sigs. XVI y XVII) tuvo conventos de casi todas las órdenes religiosas de ambos sexos, no faltando los de las cuatro órdenes que era típico en toda ciudad situarlos en sus cuatro puntos cardinales. Así: Dominicos al E (Véase parroquia de santo domingo); franciscanos al S (hoy Diputación); carmelitas descalzos al O. (hoy patios de juego de las Escuelas Salesianas); capuchinos al N. (Hoy torre de capuchinos» en la carretera de Arguis); a los que se unían los Agustinos Calzados (véase misericordia); jesuitas (véase san Vicente, compañía); mercedarios (hoy cuartel de la merced en la calle Padre Huesca); carmelitas calzados (hoy cárcel), y el Colegio de San Bernardo (hoy escuelas) para novicios cistercienses. Para completar el cuadro religioso de la Huesca del setecientos había que añadir los Colegios con sus capillas de Santiago y San Vicente; los cercanos santuarios de Montearagón (canónigos regulares de San Agustín); de Loreto (Orden agustina recoleta) y las parroquias actuales (catedral, san Pedro y san Lorenzo), con las derribadas de la Magdalena, san Juan y san Martín.
Ninguno de los viejos conventos subsiste hoy con Comunidad de varones: tan solo los jesuitas (tras tantas vicisitudes al compás de las luchas políticas y ausencias) ocupan por excepción su antiguo lugar, y solo, modernamente, los Hermanos de San Viator (escuelas) y los Padres Salesianos, han venido a llenar los vacíos del exagerado número de conventos que la ciudad tenía.
Por contraste los siete conventos de mujeres subsisten con Comunidades, todos en sus viejos caserones: santa clara (franciscanas), asunción (carmelitas calzadas), santa teresa (carmelitas descalzas), san miguel (carmelitas calzadas) capuchinas, santa rosa (dominicas), Siervas a los que han venido a unirse las Hijas de Santa Ana en tres dependencias (colegio de Santa Ana, asilo de San José y hospital provincial), y las Hermanitas de los pobres (asilo) de la plaza de Navarra al cruce del coso, se encuentran los porches de Vega Armijo, lugar del obligado paseo provinciano y mentidero de la ciudad, con sus grandes y típicos arcos y los principales cafés y terrazas. En el centro del pórtico a la izquierda la Diputación Provincial (en los bajos las oficinas del «turismo del alto Aragón», La Diputación Provincial ocupa el lugar del antiguo y famoso convento de San francisco, cuyos restos y muros aun se distinguen, y que fue uno de los mas antiguos de la Orden, fundado ya en el s. XIII. En su iglesia se celebraron diversos capítulos. Con la desamortización y por el estado ruinoso que se encontraba, paso al Estado y mas tarde a la provincia sufriendo continuas restauraciones modificativas. En sus dependencias se encuentran varias obras pictóricas de artista local modernos y el saltón de fiestas con su gran galería exterior, fue decorado con mal gusto, pero lujoso en 1874, restaurado en 1940.
Los porches terminan en el cruce de los Cosos «alto» el de la derecha «bajo« el de la izquierda) y la calle de Villahermosa (arranque del itinerario número 1) en frente.
Los cosos forman la arteria principal de la ciudad, en semicírculo meridional, antigua periferia de la ciudad, que por el N lo tomaba el río y constituía la vía antigua entre los dos recintos de murallas la de piedra con sus barbacanas y torreones (restos de cuyos cimientos se asoman en algunos edificios) y la de tierra: La muralla con sus 99 torres fue derribándose principalmente a principios del s. XIX y de las puertas de la ciudad tan solo han quedado los nombres (árabes) en el hablar popular («Alquiblia», «Ramián», «Alpargán» o «Mozárabes», etc).
Siguiendo el coso altos en la curva, fue lugar del palacio famosos de los Lastanosa, verdaderos mecenas de las artes y de las letras y que tanto contribuyeron al nombre de Huesca («quien va a Huesca y no ve nada de Lastanosa, no ha visto cosa»: refrán popular) los literatos y los amantes del arte del siglo XVII pudieron contemplar la magnificencia de su Museo, armería y biblioteca, el maravilloso jardín de flores exóticas, con estatuas y surtidores a la manera italiana, con cenadores que no añoraban los de Roma. Todo desapareció, destruidos sus restos hace muchos años y ni el recuerdo queda, una calleja lleva el nombre de Lastanosa) de aquel palacio que visitara Felipe IV y su corte (en la cual y como aposentador y pintor de la cámara iba Velázquez) y el duque de Orleáns y donde lucieron su ingenio en fiestas y certámenes, Baltasar Gracián y otros literatos.
Es digno de notarse en el número 21 la típica fachada aragonesa de la casa de Claver con escudo.
A la derecha (pasados los nuevos edificios de Comunicaciones y del Banco de España) se llega a La iglesia de San Vicente Bajo, vulgarmente conocida con el nombre de "La compañía". Dedicada a San Vicente Mártir créese tradicionalmente ser el lugar de su nacimiento en la Osca romana. La fachada es pobre, de ladrillo con hornacina del Santo. Sobre la inmediata colleja, típico arco de paso (cegado hoy) con imagen.
San Vicente, uno de los mas venerados santos de la Antigüedad, fue martirizado -con rueda de molino- en Valencia. Cantado en maravillosos versos latinos por Prudencio (s. IV) juntamente con otros mártires españoles entre los que sobresale San Lorenzo, Huesca se enorgullece sin pruebas irrebatibles para ello, de ser cuna de estas dos grandes figuras del Martirologio Cristiano y en verdad tiene mas probabilidades que ninguna otra ciudad que se le patrono» de Huesca que celebra su «Fiesta menor», el 22 de Enero. La tradición de que el templo ocupa el lugar de su casa natal arranca de la exaltación religiosa del S. XVII.
HISTORIA.- El lugar que ocupa la iglesia se ha creído que en la Huesca romana fue ocupado por unos termas, ya que en el solar apareció una cabeza de fuente romana hoy en el Museo. El ob. Bardají entregó el lugar a la Compañía de Jesús, tan de lleno consagrada a la enseñanza de las artes menores (lo que hoy llamaríamos segunda enseñanza) para que levantase iglesia casa y colegio, adecuadamente, en ciudad de carácter tan universitario. La primera piedra se puso el 31 de Agosto de 1635. pero el edificio no se levanto hasta 1750-61, obra del arquitecto oscense José Sofí que tantos monumentos dejo en la ciudad. Durante la primera expulsión de los jesuitas y el edificio siguió la accidentada vida de la compañía en España al vaivén de las vicisitudes políticas, habiendo servido también de cuartel la residencia, hoy demolida (lugar del actual Banco de España), así como el «estudio» o colegio.
Iglesia.- La de mas culto y frecuentada de la ciudad: templo de estilo y tipo jesuítico con decoración y retablos del barroco amanerado- pero ostentoso- de mediado el s. XVIII. De una amplia nave, crucero, tambor y cúpula y presbiterio con lunetos, decorados los techos con discretas pinturas modernas de santos jesuitas y escenas religiosas de las devociones tan propagadas por la Compañía es en general moderna, sin embargo el retablo mayor y algunos laterales forman curioso conjunto arquitectónico para el amante del arte decadente barroco tan popular en las iglesias de España. Capillas laterales, lado Evangelio: San Antonio (imaginería moderna); San Ignacio de Loyola (id); calvario (moderno en todo su conjunto); crucero: gran retablo de la Inmaculada con titular moderna de talla fina. Retablo mayor: conjunto barroco de imágenes adosadas a relieves, tipicidad decadente dieciochesca, de San Vicente y en alto San Miguel y toscas imágenes de santos oscenses. Crucero, lado Epístola: corazón de Jesús, gran retablo con imagen gigantesca; San José (moderno); San Francisco Javier (Conjunto de principios XIX) San Rafael (íd).
Siguiendo el Coso Alto, se llega a la plaza de Camo, (político oscense) y haciendo esquina en ella, frente al moderno Teatro Olimpia (arquitecto Loscertales) se encuentra el Gobierno Civil (hoy dependencias) -Casa de aspecto severo pero de rancio gusto aragonés, llamada «de los Oñas»: de vastas proporciones, larga fila de balconajes y típica galería. El interior, aunque desprovista de decoración, presenta amplio zaguán, patio, jardín y escalera con antepecho de fina arcatura. En tiempos de Fr. Vicente Oña, sanjuanista, su rica colección de lienzos competía con los de Lastanosa.
Mas adelante, mas bella en su exterior, la «Casa de Climent» (colegio de Niñas de Santa Ana) de gusto plateresco del Renacimiento (s. XVI) tres balcones (uno cegado), escudo de la familia y medallones con bustos, corriendo en los alto una galería con rafe; en su interior la escalera es bellísima con cúpula y teniendo como elementos decorativos los escudos de familias emparentadas con la titular (Lastanosa, Climent, Cortés, Abarca, Araus, Ahones, Galván, Aguirre, Argilés, todas de rancio abolengo oscense), además de otras figuras y labores renacentistas. Es el mejor ejemplo de casa señorial de la ciudad de Huesca.
La calle transversal que sigue, de San Jorge, lleva a la barriada llamada «Barrio Nuevo», antigua judería hasta fines del s. XI. En el lado opuesto, la plaza de Lizana con el fondo y en alto la mole catedralicia. No lejos, en el Coso, el convento de Capuchinas. Fue fundación en 1647 por Ana María de Latras, condesa de Plasencia, hija de los condes de Atarés, en edificio de su propiedad. La iglesia se terminó en 1671, siendo la fundadora enterrada en el presbiterio. La vida de la comunidad fue continua, excepto en la guerra e la independencia que huyeron en 1809 al acercarse las tropas de Mortier, volviendo al año siguiente.
Interior: austero, de una nave y crucero; Retablo Mayor monumental y aparatoso del tipo de «naturaleza» (racimos, hojas, frutos) sin dorado alguno. Dos cuerpos con lienzos escuela decadente aragonesa de fines s. XVII) con la aparición de la Virgen del Pilar y Santiago y en alto Calvario. Los dos retablos laterales son compañeros del Mayor con lienzos (San Francisco y santa religiosa); los dos de los brazos del crucero de confuso barroquismo, con lienzos e imágenes, calvario y dolorosa el de la izquierda santa y San José y San Antonio, el de la derecha.
Siguiendo el Coso, se deja a la izquierda la carretera de Francia (Avenida de Monreal) en recuerdo del oscense que dejo su fortuna con 600 alumnos de escuelas gratuitas, su iglesia gótica recientemente terminada, dedicada a María Auxiliadora, arquitecto B. Farinas.
La calle de Joaquín Costa (1), sigue bordeando El antiguo perímetro amurallado (más visibles su vestigios) y circundando a la ciudad y dejando los restos del que fue convento del Carmen Calzado, (hoy patios de los salesianos) se llega en ameno paseo al convento de Carmelitas Calzadas de San Miguel.
(1) Hacia el interior, paralela a la calle de Costa en la de Pedro IV, medio desmoronada y abandonada, pueden verse las ruinas de la antigua iglesia de la Magdalena, que fue Colegiata y que consta existía ya poco después de la conquista de la Ciudad (1105). Con otras parroquias también desaparecidas (Santa Cruz de la Zuda, San Ciprián y San Miguel), fueron refundidas en la del Salvador de la Catedral. Las ruinas nos muestran hoy un estilo gótico del S. XIV, con techumbre que descansaban sobre arcos de medio punto. Del bien conjunto de obras de arte que encerraba en los últimos años, han desaparecido de modo lamentable: tal el retablo mayor buen conjunto del pintor Esteban Solorzano (s. XVI) y el excelente retablo primitivo de Santa Catalina con once tablas, documentado como obra de Juan de la Abadía en 1491. una talla de Virgen sedante de Montserrat del S. XIII, pasó a la parroquia de la Catedral.
Historia del convento San Miguel (Las Miguelas).-
Fue antiquísima dedicada a San Miguel, fundada por Alfonso I el Batallador, después de catorce años después de la conquista de Huesca en 1110, y consta documentalmente que en persona demarcó con sus pasos el lugar, delante de toda su corte guerrera; se levantó este templo entre el recinto amurallado de sillería con torreones y el muro exterior que era de tierra comprimida, junto a la puerta llamada «Disircata» (derribada en 1790 que daba al Alcázar real), y el antiguo dosal o cementerio de los cristianos bajo la dominación musulmana (mozárabes). Pero sin duda el edificio fue provisional ya que la actual fábrica (iglesia y torre) es del s. XIII (principios). La comunidad de carmelitas calzadas se hizo cargo de la antigua parroquia en junio de 1622, iniciándose las obras del convento en 1625. siempre se han frustrado los intentos de unir las dos Comunidades de Calzadas que hay en la actualidad (Asunción y San Miguel).
Allí en el patio de entrada celebraban consejo los jurados de la ciudad.
Iglesia.- Es del tipo de transición entre el románico florido y el gótico, aunque debió engrandecer se al finalizar el s. XIII como parece demostrar su arquitectura: presenta líneas esbeltas y los arcos apuntados se mezclan con los de medio punto. La recia Torre, de planta cuadrada- la mas bella torre de la ciudad- presenta en sus lados ventanas ajimezadas románicas. En el interior presenta tres retablos del gusto amanerado del barroco del s. XVII. El coro es de talla sencilla.
Rodea la iglesia por su parte N el cauce del río Isuela con pinaradas y árboles de follaje, un grato rincón. El puente moderno ha venido a sustituir el antiguo romano cuyos arranques de arco aun se distinguen. Dejando la salida de la ciudad por el puente hacia Arguis, se sigue por la llamada ronda de Montearagón entre la vieja muralla y las huertas que bordean el río. Se deja a la derecha el Asilo de San José y la Casa Amparo (el primero fundación del obispo Alda en 1891, para niños pobres).
La ronda de Montearagón es lugar ameno de paseo junto a los vestigios murales mas viejos de la ciudad entre campos amenos y las duras perspectivas de la sierra del paisaje altoaragonés, bordeando la muralla en este lado conservada. Pronto un torreón el único solitario, nos muestra lo que la ciudad sería con sus 99 torres defensivas, como nos la describen los cronistas: es torre clásica defensiva al estilo medioeval: planta cuadrada, macizo, poco gastado por la erosión, con un «óculo» en cada lado, sin troneras ni aspilleras; solitario, en la barriada mas abandonada de la ciudad; en la parte alta sin almenas, presenta una cornisa de mensulas y en su lado N a un altura incomprensible, una estrecha puerta románica al aire.
La ronda continua bordeando la muralla que sigue a su derecha presentando cimentación de canto rodado muralla primitiva y mas alto, grandes sillares de piedra arenisca (muralla del s. XII, tras la conquista) que la erosión de los siglos ha dado formas caprichosas. Los caseríos y huertas de la ciudad en alto y en declive se han servido de ella, como muro de contención. La ronda termina en la tranquila y provinciana Plaza de San Vicente, donde se encuentra.
San Vicente.- (Hoy escuelas; antiguo Colegio Universitario).
HISTORIA.- Fue famoso Colegio Universitario formando pareja y rival del imperial Santiago. Fundado en 1587 por don Jaime Callén, natural de Berbegal, municipio que nombró patrono de su fundación juntamente con el obispo De Huesca y el prior y los jurados de la ciudad. Se requería para el ingreso con la obligada justificación de limpieza de sangre el ser bachiller en facultad menor. El hábito era como el de los santiaguistas, pero con beca azul tan larga como el manto. Felipe II en 1597 le dio el título de real y el uso de sus armas y Felipe IV lo igualó en todo al de Santiago. Ilustres estudiantes salieron de sus estudios (arzobispos, obispos, oidores, fiscales, de las cámaras de Castilla y de Indias) entre ellos el Justicia de Aragón que tomó la jura a Felipe IV, el historiador aragonés Laripa, Lopez de Porras, ilustres jurisconsulto, etc.
El edificio, construido junto a la muralla derruida, es obra del arquitecto José Sofí, conservando una bella portada barroca labrada en piedra, de conjunto noble y algunas dependencias espaciosas como la anchurosa escalera. Actualmente, en trámite de restauración, después de haber servido en frecuentes ocasiones de cuartel y cárcel, construye un grupo escolar.
De la plaza de San Vicente se desciende hacia el Río, a la gran mole de Hospicio con patios, huertas y pabellones, conocido generalmente con el nombre de
LA MISERICORDIA Propiamente se trata de dos edificios de muy distinta contextura y estilo: el gran caserón de la Beneficiaria Provincia, obra moderna del siglo pasado y junto a el y unido por recientes reformas en su lado oriental, la iglesia románica de Santa María de Foris, de muy vivo interés artístico e histórico.
HISTORIA.- Fue la iglesia de «Santa María de Foris» (por estar fuera de los muros de la ciudad) junto a la llamada huerta de Montearagón, obra y fundación del s. XII como aún lo demuestran la torre y ábside, aunque muy trasformada por sucesivas reconstruciones. Iglesia parroquial hasta 1422, fue luego convento de monjas bernardas, procedentes del monasterio de Iguácel (en Acín, Jaca, de un extraordinario interés en el estudio del románico). Pasadas las monjas al Cambrón (Sábada) la propiedad se transmitió a la mitra que entregó el templo y el convento a los Agustinos calzados en 1510 permaneciendo hasta 1788, en que pasaron al Colegio e Iglesia de la Compañía (Coso) en ocasión de la expulsión y extinción de la Compañía de Jesús. El convento, abandonado, fue cuartel en ocasión de la guerra contra la revolución Francesa (1793) y luego Hospital Militar, finalmente el edificio destinóse a Beneficiencia, haciendo de nuevo el edificio de grandes proporciones aunque aprovechando los materiales de la antigua edificación y conservando la iglesia y la torre en su conjunto. En este lugar escribió por 1580 el P. Malón de Chaide el «libro de la conversión de la Magdalena» el mas brillante y compuesto de nuestra literatura devota» según M. Menéndez Pelayo y uno de los mas sublimes de la copiosa literatura mística española.
EXTERIOR DEL TEMPLO.- Es interesante la arquitectura gótica (XV- XVI) sobre un conjunto románico de final del S. XII. Digno de notarse principalmente en el ábside románico con el ajedrezado típico, mensuales geométricas y pudiendo distinguirse los arranques de otra nave o capilla (quizás del viejo convento desaparecido); la torre achatada, baja, es de un románico de transición con grandes arcos ya apuntados que proclamaban la venida del gótico.
INTERIOR.- Templo de estilo gótico decadente de una sola nave con cinco arcos fajones sin crucero y ábside con bóveda de arista: armonioso conjunto.
Retablo mayor: obra apreciable del S. XVII, bellamente armonizada la armazón arquitectónica con la parte decorativa y los lienzos. En el ático, con escudo pequeño, lienzo de Cristo en la Cruz y dos esculturas pequeñas de San Pedro y San Pablo. El centro del retablo lo constituye un buen lienzo de escuela aragonesa de «apoteosis de San Agustín». El santo titular en hornacina y sentado en trono, presenta el libro de su «Regla» mientras en lo alto un ángel sostiene la mitra y otro el báculo, símbolos de su obispado de Hiponia. A los lados, grupos de Clérigos, regulares y caballeros simbolizan las distintas ordenes religiosas de seculares, regulares y militares que se han regido por la Regla Agustiana. La composición, el estudio de cabeza y el colorido son dignos de apreciarse en este lienzo de autor desconocido, pero que puede inclinarse al famoso pintor Bartolomé Vicente. Los laterales, San Vicente y San Lorenzo los famosos oscenses, son de la misma mano con menos empeño. La predela con escenas de las vidas de santos agustinos, es curiosa como conjunto.
Los retablos laterales del templo carecen de importancia: uno de recargado churriguerismo sin gusto y otro de Calvario, amanerado.
Existen la iglesia de tres lienzos notables: «Fundación de la Compañía de Jesús», «Muerte de San Ignacio de Loyola y «San Francisco Javier»; «Curiosos, de regular factura, aunque deterioradas, pintura del siglo XVII.
Cabe preguntarse la procedencia de estos lienzos de tema jesuita en iglesia que nunca tuvo relación con la Compañía. Sin duda proceden del templo de la compañía (en el coso) en tiempos de la expulsión por Carlos III. Aquella iglesia paso con los años a los agustinos (sus «rivales») con alegría de ellos y grandes festejos al finalizar el s. XVIII y sin duda apartaron de los retablos estos lienzos (acabada de ser disuelta la compañía por el Papa Clemente XIV bajo la presión de las cortes borbónicas) y los llevarían a la vieja iglesia de «Foris» para colocar sin duda titulares de la Orden agustina en San Vicente. Desde luego el traslado se hizo con gran regocijo de los agustinos que al fin abandonaban el apartado convento y ocupaban el mas céntrico y el de mayor culto de los templos de la ciudad. Las leyes desamortizadoras y las revoluciones liberales terminaron con los conventos oscenses y los nuevos ocupantes (el Estado y la Diputación) han encontrado un trasiego de obras pictóricas nacidas del rodar continuo de la Historia.
La Misericordia está rodeada de patios y huertos de la institución benéfica junto al río (pasarela en aquel lugar, «puente del diablo» en el habla popular) frente al cerro de las Mártires. Siguiendo la ronda de Montearagón y la Beneficencia sigue acusándose los restos de torreones y muralla en el sencillo caserío, se rodea la plaza de toros y su avenida (de la Unidad Nacional) para enlazar con el coso bajo en la llamada plaza de Santo Domingo, que ocupa el lugar del viejo y gran convento de la Orden de Predicadores, del que tan solo resta como parroquia la iglesia con el título de
SANTO DOMINGO Y SAN MARTÍN
HISTORIA.- Fue el convento de la españolísima Orden de Predicadores (Dominicos) fundación en el s. XIII del gran santo español Santo Domingo de Guzmán. La casa conventual de Huesca lo fue del primogénito del Rey Conquistador Jaime I, el infante don Alfonso, en febrero de 1254 a los pocos años de crearse la Orden. Poco después cuando pensaba marchar a la guerra con Francia que entonces mantenía Aragón, dejó establecido que en caso de muerte fuese enterrado en este lugar, queriendo de este modo mostrar su devoción a la ciudad. Sin embargo, no se cumplió su deseo y el cuerpo del prematuramente malogrado infante reposó en el monasterio cisterciense de Veruela, bajo las cimas del Moncayo, para pasar luego a Valencia. Su regio padre y los sucesivos monarcas de Aragón concedieron un gran número de privilegios a la casa, rivalizando con la devoción de los obispos oscenses. Pedro IV el Ceremonioso atemorizado por la invasión del rey castellano Pedro el Cruel y dada la proximidad del convento a la muralla de la ciudad lo mandó a derruir y la Orden trasladóse a la iglesia del Sancti Spiritus (desaparecida) hasta que pasado el peligro se volviera a reconstruir en el mismo lugar en 1382. pero este a su vez destruido en 1687 en que se levantó la actual iglesia, desapareciendo las obras artísticas del crucero encargo de Vic. Jn. Lastanosa. Así subsistió la Orden de Predicadores en Huesca manteniendo una de las principales casas del reino junto a la Famosa Universidad: 15 capítulos provinciales de Aragón se celebraron en esta casa. Con las revoluciones políticas del XIX, vino la exclaustración, derribándose en 1840, el edificio, excepto la iglesia, donde se asegura que hubo una escalera monumental y artística de las de mayor grandeza en España; modernamente quedó en Parroquia a la que vino a unirse la derribada de San Martín.
FACHADA.- Fachada exterior barroca, de ladrillo de escaso gusto y ornamentación, tipo general de las iglesias oscenses. El templo de amplia nave sin crucero, es obra del arquitecto valenciano Antonio Falcón, por 1687-1695.
INTERIOR.- De una sola nave sígase de izquierda a derecha su descripción, empezando a los pies de la iglesia:
Lado del Evangelio. Retablos laterales 1º, 2º y 3º (sin importancia) 4º también del churriguerismo amanerado y decadente, pero con imagen de santa teresa policromada de talla graciosa. 5º del sagrado corazón (pintura moderna). El retablo de principios del siglo XVIII con gran lienzo de Cristo muerto, virgen, evangelista y José de Arimatea, con ángeles en lo alto, 5º (Crucero) de san Martín (procedente del altar mayor de la parroquia desaparecida): gran lienzo del santo a caballo y escenas (santo Domingo, san José, Anunciación, Visitación, santo dominico y Santa Teresa); el lienzo está firmado por Basilio Cagier. 6º (rincón del crucero). Gran retablo con imagen de Santo Domingo, dominado con su ciencia al demonio. Obra de concepción basta y aparatosa del lego del convento Pedro Nolivos. 7º retablo mayor.- De lo mejor de la iglesia es el retablo mayor (churrigeresco con gran lujo de ornamentación de bustos y de imágenes de santos dominicos) obra de Pedro Nolivos, hermano lego de la casa y al parecer buen artista de talla, y autor de los dos retablo cercanos en los ángulos del crucero, de fecha 1760 y dorados en 1780, sin duda costeados por el ob. De Albarracín D. Lorenzo Ley y Anzano, ya que llevan su nombre y escudos y fue hijo ilustre de Huesca, dominico de este convento, catedrático de la Universidad Sertoriana y que murió obispo de Segobre. El lienzo del altar mayor, es obra importante del arte aragonés, del gran artista Vicente Berdusán. Es un hermoso conjunto de suaves tonalidades de la Asunción de María: Jesús en lo alto abre los brazos para recibir a su Madre que sube entre ángeles; abajo los apóstoles la contemplan levantando los manos admirados. Se encuentra algo deteriorado. Es obra anterior a la actual iglesia y acoplada al retablo, realizado un siglo después de la obra pictórica.
Son dignas de notarse las pinturas de la cúpula y de las paredes del presbiterio con grupos de ángeles y santos de la orden dominica (representados de izquierda a derecha: San Luis Beltrán, San Vicente Ferrer, Santo Tomás de Aquino, santo estigmatizado, San Pedro de Verona y Santo Domingo de Guzmán, otro y Santa Catalina de Sena. El autor desconocido es de fuerte mano artística, pareciendo coetáneo del retablo mayor y presentando un problema de difícil solución (escuela de Berdusán trasladado al actual templo). Lso escudos son de castillos y leones y al centro, indescifrables.
En la sacristía, son interesantes unas grandes libros de coro miniados, procedentes de la derruida iglesia de san Martín.
Lado de la Epístola.- 9º Retablo de Santo Tomás. Obra en conjunto de Pedro Nolivos y compañero del de enfrente e interesante en su conjunto.
10. Pentecostés (procedente de la derruida iglesia de Sanctis Spiritus); barroco con algunos lienzos de escaso color y composición forzada de figuras,
11. Santos dominicos (sin interés)
Adosado a la pared gran crucifijo de talla, obra inesperada e incomprensible del lego Pedro Nolivos que aquí se nos muestra digno de los mejores artistas de la imaginería española. Es talla acertadísima de expresión y de belleza y ella tan solo coloca al desconocido lego del convento oscense en la ilustre galería de los grandes escultores imagineros de España.
12. (sin interés)
13. Gran capilla del Rosario y de la Comunión.
Conjunto acabado, arquitectónicamente adosada al templo, con cúpula y lujo de ornamentación en relieves de santos dominicos y escenas decorativas, Cúpula decorada y azulejería muy vistosa del XVIII. A la entrada, las grandes figuras de San Jorge, Santiago, San Lorenzo y San Vicente; en las pechinas de la bóveda, medallones y relieves con escenas del Abrazo en la Puerta Dorada, Resurrección, Asunción y Pentecostés. Toda obra, de 1744 al estilo de Urlines, tan generalizado su arte de la ciudad.
Los últimos retablos 14 y 15 (bautismal) carecen de interés. A los pies de la iglesia a ambos lados de la puerta, dos lienzos interesantes de escuela aragonesa: «Santo Domingo», con capa, báculo y ángeles y San Bernardo escribiendo libro condenando a Mahoma y recibiendo un ángel que le lleva corona.
En local exterior, adosado a la iglesia a todo lo largo de su longitud, se pueden admirar los célebres pasos de Semana Santa, obras en su mayoría del buen ingeniero contemporáneo Felipe Cascolla, de Graus, acertados de composición y de talla, algunos de ellos sufrieron deterioro en reciente incendio intencionado (1935): Verónica, Prendimiento (muy vistoso), Crucifixión, Desprendimiento. Curioso el paso de la Muerte en el que aparece un ángel con esqueleto, cristo a la Columna, es obra al parecer, de Pedro Nolivos.
Saliendo de la iglesia se sigue el coso bajo, centro, en aquella parte, del artesanado de la ciudad, y que separa el barrio de San Pedro el Viejo ( el antiguo «mozarabe»), a la derecha, y el barrio de San Martín y Santo Domingo (el antiguo «morisco»), a la izquierda. Su trazado sigue el viejo perímetro de la muralla, aquí completamente desaparecido, y se llega a la Plaza de San Lorenzo (a la izquierda), donde se levanta la gran mole de ladrillo de la
EL SAN PATRONO DE LA CIUDAD.- Huesca mantiene gallardamente y con las mayores probabilidades, el ser la patria del gran Santo, mártir Lorenzo, rivalizando incluso (modernamente) con la misma Roma, lugar de su martirio.
San Lorenzo, natural y Patrono de Huesca, la más legitima y mayor de sus glorias y el mas ilustre de sus hijos.
Vida y exégesis del santo.- mártir de la roma imperial del S. III; según tradición secular antiquísima, reconocida por S. Agustín (s. IV) y S. Pedro Crisólogo en Rávenna (s. V), era natural de España. Como en tantos casos de personajes célebres (emperadores, Papas, Santos) la tradición, y tradición romana guardó su «natio»- español- sin aclarar el lugar que vio la luz primera. Su determinación entro en el terreno de las clásicas polémicas hispanas, disputándoselo Huesca que lleva la ventaja) con Valencia, Tarragona y Zaragoza. Una tradición mas arraigada y su carácter intrepidez y tenacidad de un tipismo auténticamente aragonés, permite proclamar hoy, incluso frente a modernos historiadores de Roma, que el famoso diácono tuvo su cuna natal en la Osca romana.
Pocas de su vida, muchas de su martirio son las noticias llegadas hasta nosotros, contadas principalmente por Tertuliano y por Prudencio. Bajo el pontificado de Sixto II, un edicto imperial de Valeriano en el año 257 prescribía el destierro a los jefes de las iglesias cristianas. Al ser preso Sixto II por los pretorianos apareció a su lado el «principal» diácono («principal» lo llama S. Agustín y por tanto presunto sucesor.) como tal llevaba la contabilidad de los bienes comunes de la cristiandad romana, tesoros ardientemente codiciados por el prefecto Cornelio Secularis.
«El dinero que a vosotros os divide, dice Lorenzo- para los cristianos es lazo de unión». El prefecto le concedió tres días para que entregase en los pórticos del Foro los tesoros de la iglesia, vasos, talentos y joyas. La persecución, políticamente muy hábil, contra las cabezas directoras y los recursos de los cristianos, tesoros exclusivamente dedicados a los pobres, es decir a la inmensa multitud hambrienta de la Ciudad de los Césares.
Lorenzo dispuso hábil contra lo hábil- un escándalo burlesco, que pregonase en Roma el espíritu, la intrepidez y la tenacidad cristiana. En el día y en el lugar señalado, presentó en vez de los tesoros la multitud harapienta y miserable de los pobres socorridos por la caridad de Cristo.
A la burla sangrienta y al bochornoso engaño del Perfecto Imperial, vino toda la furia desatada del magistrado imperial. El suplicio de Lorenzo tuvo toda la saña y refinada crueldad bárbara: muerte a fuego lento de parrilla. Pero Lorenzo triunfaba con su martirio y muerte por la resonancia en toda la urbe de la entereza varonil y de la fina arrogancia de que dio muestras en el tormento. Con ello conseguía de la paganía la admiración a un hereo a lo pagano, pero a la vez mártir de Cristo. En su arrogancia llego a solicitar en medio del suplicio que le cambiasen de postura por estar quemado uno de sus costados, proclamando con ello su auténtica sangre ibera. Toda Roma se postergó ante el cuerpo achicharrado del mártir. Su sangre, la atroz agonía de su martirio fue riego fecundísimo para la semilla cristiana, fue, y ahí su novedad, un ejemplo de soberbia santificada, de una entereza indomita lleno de un claro y preconcebido sentido prosélito.. ¡cuanta admiración causaría en la afeminada sociedad romana del s. III tanta entereza y tan indomable espíritu! Así explica su historia la popularidad que en el culto de todos los tiempos el famosos santo oscense: hasta 27 iglesias dedicadas a San Lorenzo hubo en Roma. Hoy mismo la Ciudad eterna conserva 8 templos al famoso mártir, cuando San Pedro solo cuanta 3 al igual que San Pablo, también martirizados en Roma y cabezas apostólicas y San Andrés 5. tan solo los templos marianos le sobrepasan. La grandiosa basílica de «San Lorenzo fueri le muri» en Roma es el lugar del tremendo martirio, donde ya bajo Constantino se levantó edificio basilical al glorioso hijo de Huesca.
HISTORIA DEL TEMPLO.- Es el más popular y venerado de los templo oscenses. Levantado donde según tradición tardía, estaba la casa de ls padres de San Lorenzo como patricios de la Osca romana, aunque generalmente viviesen en la quinta cercana a la ciudad. Alrededores: santuario de Loreto.
Parece, sin embargo, de una continuidad tradicional el culto en este lugar, desde los tiempos primitivos cristianos a la conquista de Huesca en el s. XI. Se restauró la iglesia románica de la que no resta nada y siempre objeto de veneración de reyes y del Pueblo. La Cofradía del Santo, fue fundada por el obispo Jaime Carroz en 1283, en la que ingresó el gran rey aragonés Jaime II (que había nacido el día del Santo); se hizo el templo gótico en 1339. en el siglo XV. Fernando el Católico dio en testimonio de devoción, un gran retablo para su altar mayor, obra de su pintor de cámara Pedro de Aponte (hoy día parte de sus tablas en la Col. Iturbe de Madrid). Conocido es el entusiasmo de Felipe II por San Lorenzo, en cuyo día obtuvo su ejército, mandado por Filiberto de Saboya y el aragonés Martín de Gurrea, Conde de la Ribagorza, la resonante victoria de San Quintín contra los franceses. Parece además, por haberse destruido una pequeña iglesia dedicada al santo durante la batalla, que Felipe II pensó en un principio levantar uno grandioso en la tierra aragonesa, quizás en la falda de Guara y hasta ofreció su Baronía de Grañén: el carácter excéntrico dado la magnitud de su proyecto y la carencia de buenas canteras le hicieron prontamente variar de opinión y buscar el lugar en las faldas del Guadarrama (a simple vista desde su «torre dorada» del viejo Alcázar madrileño), naciendo el Monasterio del Escorial, la «octava maravilla del Mundo» y dedicado al famoso santo oscense. Pero no por ello él y sus sucesores dejaron de ayudar, con gran libertad, el levantamiento de la nueva Basílica oscense que reemplazó al templo gótico. Púsose la primera piedra en Marzo de 1608 encontró el apoyo del Virrey de Aragón (Duque de Alburquerque) y de todo el pueblo, sobresaliendo la familia Cortés, Condes de Torresecas.
Fachada. Es gran edificación- inmensa mole de ladrillo. Desgastada y pobre, tipo general en las fachadas de las iglesias oscenses; la gran torre (desmochada) se levanta sobre la portada de gusto barroco, donde en hornacinas del mismo estilo, se encuentran las imágenes en piedra arenisca del titular y sus padres Orencio y Paciencia. El atrio como único resto del templo gótico del s. XV- tiene cúpula con arcadas apuntadas y una serie de ménsulas con figuras de piedra representativas del zodiaco que servían de pedestal a imágenes desaparecidas.
Interior.- De tres amplias naves y crucero con cúpula, hermosas y elevadas, separadas por recias pilastras, excesivo el retoque decorativo reciente (1930): pero es discreto el conjunto de los ocho grandes frescos en lo alto de las naves laterales, obra del decorador zaragozano Echevarría. Son escenas de la vida del santo, desde su niñez en Loreto, hasta su martirio en Roma.
Capillas laterales.- (De izquierda a derecha) 1ª Bautismal. Gran reja barroca. Retablo de columnas salomónicas e imagen del Resucitado de talla fría y algunos relieves de la Pasión. 2ª de Santa Teresa. Bello retablo con dos lienzos de escuela aragonesa del s. XVI. 3ª del Sagrado Corazón (hoy capilla de la Comunión) con imágenes modernas. El retablo es de buen gusto con dos lienzos al parecer de la Escuela de Berdusán (Santiago y venida de la virgen del Pilar), que las imágenes modernas no permiten contemplar. Completan el conjunto dos relieves de San Andrés y San Vicente, 4ª Cristo en la Cruz, con bello conjunto barroco, lienzos y escudos, 5ª (crucero) de la Virgen del Carmen con ángeles con lienzo recortado sobre hornacina. El conjunto es armónico con pinturas (anunciación, sagrada familia, visitación) de la escuela o taller de J. Martínez (s. XVII) que se completan con la buena azulejería.
Se pasa la Oratoria (especial) de San Lorenzo: capilla muy barroca (fines del XVII) con elementos decorativos en las pechinas, medallones, gárgolas, ángeles y pinturas murales en la cúpula y linterna al estilo de M de Urliens. En el altar, el santo, imagen revestida, Patrono de la Ciudad y objeto de gran veneración. En los muros laterales dos curiosos cuadritos apaisados de paisajes y escenas de caballeros y labradores, que pueden pasar como típicos de épocas, s. XVII. Llevan fecha 1661 y las iniciales D. L. A.
Lado Epistola.- 6ª altar de San Blas y en alto la Crucifixión: 7ª altar de la Purísima cuya imagen moderna cubre el lienzo de San Martín (s. XVII) del altar barroco. 9ª altar del Pilar: muy bello de conjunto y color. En alto la coronación, a los lados la Anunciación y la Visitación y en la parte baja escenas de San Martín- Adoración- San Pedro- (indescifrable)- Epifanía; es obra muy acabada y hermoso conjunto, de V. Berdusán. 10ª En talla, de San Francisco, muy barroca. 11ª, Santo mártir de mal gusto y arte. A los pies de la iglesia y en alto se ha levantado recientemente una capilla a la Virgen de Lourdes de modo deplorable, por romper el conjunto «Sietecentista» del templo basilical.
RETABLO MAYOR.- Forma un grandioso conjunto monumental, aunque de talla, en sus elementos decorativas naturalistas excesivos, obra del buen escultor Sebastián de Ruesta, de Barbastro, por 1689: de imponentes columnas salomónicas y perfecta soltura en su realización; las imágenes representan a los santos padres de San Lorenzo (Orencio y Paciencia) y Santos Orencio (obispo) y Vicente, las pequeñas que rematan la obra. Los dos grandes lienzos son obra del excelente pincel Bartolomé Vicente por 1678 que gozó de gran fama en todo Aragón en su siglo; fueron costeadas las obras por el señor de Ponzano, D. Artal de Azlor: representa el lienzo grande «el martirio de San Lorenzo a la parrilla», apoyando el brazo y los pies en el terrible suplicio, mientras su rostro sonríe con la serenidad de los bienaventurados, viendo llegar en torrente de luz los ángeles con las coronas simbólicas del martirio. Conjunto en general muy acabado y de excelente dibujo, sorprendente sobre todo la parte alta que demuestra un pincel suelto a pesar de lo opaco del color. Aún se supera en el lienzo superior de dimensiones mas pequeñas: «la virgen en su ascensión» a los cielos, en actitud humilde rodeada de ángeles: aquí la gama de colores es mas viva, pero con tonalidades suaves y forman los dos un buen muestrario de uno de los mas interesantes artistas pictóricos de Aragón.
En el presbiterio de coro de gusto barroco.
Por el lado derecho del presbiterio se penetra en la antisacristía donde se encuentran los retratos de D. Faustino Cortés, primer vizconde de Torrescas y de su tío el obispo de Jaca y Teruel, D. Tomás Cortés, obras de Jusepe Martínez (por 1650). Fueron grandes devotos y entusiastas de esta Basílica de San Lorenzo, y ellos costearon, entre otras, las obras de la sacristía.
Sacristía.- Acabado conjunto que forma una excelente salita de Museo, debida a la devoción de los Torresecas: con 14 lienzos magníficos de Jusepe Martínez que entonan con una arquitectura adecuada y con la decoración propia sin que nada desentone el conjunto, resultando esta sacristía de San Lorenzo, uno de los mas gratos e interesantes rincones artísticos de Aragón y de los menos apreciados. Solo es de lamentar la escasa luz para el debido goce de las pinturas. Jusepe Martínez es el gran artista aragonés protegido de Lastanosa y la figura mas interesante de la pintura aragonesa en el s. XVII, como lo proclamó Velázquez a su paso por Zaragoza acompañado a la corte de Felipe IV. Esta serie pictórica representa escenas de la vida de San Lorenzo, con mezcla de asuntos paganos y retratos de la familia de los fundadores, y motivos sacados de la leyenda dorada del glorioso mártir. Entrando, a la izquierda: 1.º Escena de personajes ante unos huesos humanos. 2.º El Papa Sixto, camino del martirio. 3.º San Lorenzo expone ante el tirano los tesoros de los cristianos. 4.º El Papa Sixto, consagra como diácono a San Lorenzo. 5º Lorenzo, bautiza a San Hipólito- (frente al muro de entrada): 1.º San Lorenzo lava los pies a los pobres. 2º (sobre la puerta), conversión de San Román, 3.º Vocación de San Lorenzo.- Muro de la derecha: San Orencio, padre del Santo. Puertas del Calvario con Dolorosa y Evangelista. Santa Paciencia, madre del santo.- (sobre el muro de entrada: 1.º Curación del ciego; y 2.º (sobre la entrada), martirio de S. Lorenzo a la parrilla.
En las dependencias de la Basílica, conservanse algunas tablas del gran retablo primitivo, donación de Fernando el Católico, obra del pintor Pedro de Aponte, artista de tan honda fibra pictórica en los comienzos del s. XV y tan poco estudiado (véase retablo de Bolea del soberano y sus hijos) se encuentra en la Col. Iturbe, de Madrid. Lo que en la iglesia de San Lorenzo queda por desidia y abandono, es muy escaso, se reduce a dos trozos de una tabla en que San Lorenzo da limosna a los pobres y otros dos trozos de una escena de Papa, cardenal y obispo ante el cadáver abrasado; finalmente una tabla de San Lorenzo encadenado y otra en que lava las manos a su padre. Magníficas todas ellas y que pueden completar el estudio del gran artista Pedro Aponte.
En la sacristía pueden también admirarse los bustos espléndidos de San Lorenzo y San Orencio, este último con cinco pequeños relieves de plata en el friso, obra de un cincel fino, representando escenas del santo. Es digno de mención el pie del gran ostensorio de un Fontana (s. XVIII), copones del XVI, cruz con macolla del s. XVI, cálices por 1600; cruz de altar y sacras, obras de V. Portella (1667-1670). Finalmente, una custodia de plata, de delicada traza florentina, del s. XVII, enviada de Nápoles (en 1733) por el racionero vidania. El cuadro de San Orencio, en los alto, es obra de Pedro Núñez (1632). El famosos terno procedente de Montearagón, ha sido vendido en los últimos años.
Volviendo al Coso en esta parte, la mas frecuentemente de la ciudad y la de sus mejores comercios, se lega de nuevo a los Porches de Vega Armijo.
Fin del Itinerario núm. 2.
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