José Gálvez Oliver. El Tío Rullo. Un Republicano de Hijar en el exilio.. Aragoneses ilustres. Aragón

José Gálvez Oliver. El Tío Rullo. Un Republicano de Hijar en el exilio. Aragoneses ilustres Aragón.

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 12 de diciembre de 2022 última revisión

Uno de los personajes más interesantes de la historia de Híjar en el siglo XX ha sido José Gálvez Oliver "El Tío Rullo". Tuvo que exiliarse, como otros muchos, al acabar la Guerra Civil Española. Ha ocurrido siempre, el ausente, al no poder defenderse, ha sido utilizado como chivo expiatorio de las culpas propias y ajenas. Ha sido vilipendiado, insultado. Durante muchos años se le ha acusado de ser el culpable de las muertes producidas en Híjar entre los nacionales tras la llegada de las columnas anarquistas. Lo único que pretendo es dar unas pinceladas biográficas sobre esta personaje. Pienso que ha sido injustamente tratado. Pretendo reivindicarlo, y aclarar las manchas que sobre su persona se han esparcido de una manera cruel y despiadada.

Nació en Híjar el 26 de enero de 1880 y falleció en Perpignan el 20 de febrero de 1967. Tuvo una larga, densa y prolífica vida (1).

Sus padres fueron Joaquín Gálvez Robres y María Oliver Escuín. Tuvo varios hermanos, uno de ellos fue Miguel, que participó de sus mismas ideas políticas.

Tuvo varias experiencias amargas en casa de sus padres. Uno de sus hermanos murió en la Guerra de Cuba, y otro poco después, sin saber a ciencia cierta el médico que lo trató los motivos, aunque todos los indicios indican que fue de pena y dolor.

Su madre, aún siendo católica, ya no volvió jamás a misa; no obstante rezaba en casa junto con sus nietas.

Estaba bautizado, pero luego no fue católico practicante. Con todo a sus hijas no les impidió que practicasen libremente la religión católica. Con los curas tenía muy poca amistad y familiaridad.

Hizo el servicio militar en Logroño. El capitán de la compañía se lo llevo a casa para que se ocupara de los caballos y aquí pudo comprobar el maltrato dado a los soldados por parte de los oficiales del ejército español. Allí se le despertó la conciencia de luchar contra las injusticias.

Estuvo casado con Dolores Espinosa, con la que tuvo 5 hijas: María, Carmen, Adela, Dolores y Pilar.

Era un mediano agricultor, que trabajaba tierras de la familia de los Bernad. En la documentación del Archivo Municipal de Híjar, en cuanto al pago de contribución del año 1934, no consta como contribuyente de rústica y 8,52 pesetas de urbana (2). Regentaba una cantina, el Centro, donde se reunían los afiliados a la UGT.

Fue un hombre con vocación política e implicado en todo lo relacionado con la actividad pública. Formó parte en varias ocasiones en tiempo de la Restauración, como concejal por los liberales, del Ayuntamiento de Híjar. En enero de 1920 formaba parte junto con Joaquín Bernad, Emilio Faboloro, Pedro Mallor de la Agrupación Regionalista (3). En abril de 1920 era 2º Teniente-Alcalde, el alcalde era Joaquín Bernad, y 1º Teniente-Alcalde Emilio Faboloro(4).

En 1922 existía en Híjar una asociación bajo el nombre de La Sociedad de Pequeños Propietarios y Colonos, en cuya formación tuvo mucho que ver. A la llegada de la II República se afilió a la U.G.T. F.N.T.T(5).

Durante la Dictadura de Miguel Primo de Rivera no formó parte del Ayuntamiento, ya que el Dictador quiso Ayuntamientos totalmente nuevos, en los que no aparecieran ni por asomo políticos de la Restauración.

El día 25 de febrero de 1930, unos días después de la caída de la Dictadura, y con arreglo al Real Decreto sobre constitución de Ayuntamientos, se procedió a la proclamación de nuevos concejales (6). Examinados los antecedentes y como exconcejal que había sido en tiempos de la Restauración, pasó a formar parte del Ayuntamiento.

En Híjar el 12 de abril de 1931 no se hicieron elecciones municipales. Se presentaron tantos candidatos, como puestos a elegir; en esta situación eran reelegidos automáticamente de acuerdo con el artículo 29º de la Ley electoral vigente. Los que se presentaron eran los que estaban ya como concejales, y por lo tanto continuó los mismos en la institución municipal. A partir de este momento podremos comprobar su carácter reivindicativo en el Ayuntamiento frente a las clases caciquiles de Híjar.

El advenimiento del régimen republicano se presentó de sorpresa para los grupos que habían dominado siempre la vida de Híjar. Para ellos las cosas debían continuar como siempre habían acontecido. Se pusieron en contra de la República. El nuevo régimen se proclamó en Híjar mes y medio más tarde que el resto del país, y gracias a que llegó Martínez Novella, con 80 republicanos de Alcorisa y Albalate, de lo contrario algunos potentados en Híjar hubieran continuado con el sistema monárquico (7). El Tío Rullo lo entendía de muy diferente manera a la mayoría de sus vecinos. Por eso en julio de 1931, solicitó que las calles: Arrabal del Puente, Otal, Plaza de Sorribas, Estrecha, Santa Rosa y San Blas se refundieran todas en una sola y pasaran a llamarse Fermín Galán: la calle de Valencia se denominara García Hernández: la Plaza de la Villa cambiara el nombre por el de La Plaza de la Libertad, y por último la Plaza de San Antón por el de La República (8). En agosto del mismo año fue rechazada la petición, habiendo presentado el Secretario del Ayuntamiento 3 instancias suscritas por vecinos de la localidad, que totalizaban 692 firmas, solicitando que no se accediera a tal proposición por ser contraria a la mayoría de los vecinos. No obstante protestó porque en las instancias presentadas y leídas, no aparecían ni la edad, ni profesión, ni el domicilio de los firmantes y pidió que se diera cuenta al Gobernador (9). Conociendo la idiosincrasia hijarana, presentar una petición como la del Tio Rullo, en 1931 hacía falta valor. No quiero pensar en qué cantidad de problemas se vería inmerso. Todo lo expuesto nos muestra palpablemente que era socialista y republicano.

Más el ser republicano para El Tío Rullo no era un título vacío de contenido. Serlo significaba solucionar problemas muy arraigados en la sociedad española. El problema agrario como consecuencia de un injusto reparto de la propiedad que abocaba a mucha población campesina al hambre y la miseria. El problema religioso, debido a la dificultad de separar las dos esferas, la política de la religiosa. El problema regional que producía tensiones continuas a la hora de la construcción de la forma de estado, como consecuencia de las aspiraciones legítimas de determinadas regiones periféricas a ciertas cotas de autogobierno frente a un centralismo asfixiante. El problema educativo, que provocaba el analfabetismo de casi la mitad de la población española. El problema militar que llevaba consigo el continuo intervensionismo del ejército en la vida política, que hacía difícil una democracia auténtica.

Nuestro protagonista a pesar de ser un campesino con un nivel de estudios elemental, tenía muy claro aquello que debía hacer el Gobierno de la República. La Constitución de 1931 trajo consigo la separación de la Iglesia y del Estado, que entre otras cosas suponía la desaparición de los símbolos religiosos de los establecimientos públicos, como las escuelas. En Híjar la maestra de sus hijas Adela y Pilar, Doña Rosario Trinchant se negaba a quitarlos. Tuvo que hacerlo finalmente, pero obligó a rezar a todas las niñas. Ante este hecho El Tío Rullo se entrevistó con ella, llamándole la atención y advirtiéndole que aquel acto podía costarle la plaza de maestra. A partir de aquel día las hijas del Tío Rullo fueran vistas como las hijas del Diablo. Insisto en algo ya expresado anteriormente, en el valor que suponía en 1931, en un pueblo profundamente católico, exigir esto.

Otra anécdota contada por sus hijas Adela y Pilar es muy expresiva de la manera que entendía el hecho religioso. La procesión de Semana Santa pasaba por delante de su casa en el paseo de San Francisco, y sirviéndose de ello encomendó a su hija Adela que le escribiera en un cartón grande, colgado en el balcón, para que fuera visto por todos, la siguiente inscripción: "Viva Cristo Rey y abajo los que con él hacen comercio." No obstante las imágenes pasaron por delante de su casa, donde estaba el Centro, pero en cambio subieron por detrás al Calvario. Desde aquel día, siguen comentando sus hijas, fue la guerra. La Iglesia contra el Diablo. A partir de estos momentos formaron grupos de mujeres y cada día salían al Calvario a rezar y proferir cánticos de la Semana Santa hasta que se cansaron.

Uno de los problemas más graves en España era el agrario. En Híjar se daba de una manera acentuada. Largo Caballero desde el Ministerio de Trabajo tomó una serie de decisiones para abordarlo. Una de ellas era el Decreto de Términos Municipales, que señalaba la imposibilidad de contratar obreros forasteros para el trabajo en el campo, mientras hubiera parados en la localidad. Los caciques de Híjar boicotearon el Decreto. Pero El Tío Rullo, siempre presto a defender la justicia social consiguió que se amonestase, tras una petición suya en el Ayuntamiento, al concejal Juan Esponera Esponera por contratar jornaleros de fuera, existiendo parados en la localidad (10). Algo en lo que siempre destacó nuestro protagonista fue en la valentía y el ahínco para defender a los humildes. Además solicitar y conseguir una amonestación a un Esponera en Híjar, es algo que se sale de lo común. Esto sólo lo puede entender el que haya nacido en Híjar.

Se pretendió en tiempos de la II República abordar la cuestión agraria, también mediante una Reforma Agraria. El reparto de la propiedad agrícola además de ser injusto, resultaba en muchas ocasiones oscuro el procedimiento a través del cual se habían conseguido inmensos latifundios. Muchos Bienes Propios del Ayuntamiento, es decir de la comunidad de vecinos, habían ido a parar a los potentados. El Tío Rullo, en diciembre de 1932 en el Pleno municipal solicitó que se reclamase copia al Ministerio de Hacienda de los antecedentes para saber cómo se había verificado esa Desamortización, que dejó empobrecidos a muchos Ayuntamientos. En marzo de 1936, siendo alcalde, solicitó el rescate de los Bienes Comunales, terrenos municipales, de aprovechamiento común, que habían sido usurpados por particulares.

La situación de muchos obreros agrícolas en Híjar en tiempos de la II República era lamentable. Por ello, en marzo de 1932, los obreros inscritos en la Bolsa de Trabajo, pidieron aumento de jornal al Ayuntamiento. Fue rechazada por todos los concejales, con la única excepción de nuestro protagonista. Su carácter reivindicativo es claro y manifiesto, sin temblar el pulso en absoluto.

Hemos visto que al inicio de la II República era republicano y ugetista. Ya en noviembre de 1931 en una visita que realizó el Gobernador Civil de Teruel a Híjar, recibió una Comisión, encabezada por nuestro protagonista, de La Sociedad de Labradores y Obreros de Híjar del Centro Republicano Radical-Socialista (11).

En abril de 1933 se llevaron a cabo elecciones municipales en los Ayuntamientos, donde no se habían verificado en abril de 1931, al haber sido elegidos los concejales por el artículo 29º. Se presentó encabezando una lista del partido radical-socialista por el distrito de las Escuelas. Fue derrotado estrepitosamente. Tuvo 75 votos frente a los 558 de Juan Esponera Esponera, que se había presentado por Acción Hijarana. Resulta extraña semejante diferencia. En mi libro sobre La II República en Híjar, expuse claramente que esto se debió al caciquismo y al voto femenino.

El 5 de marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones legislativas, se produjo el cambio del Ayuntamiento en Híjar, llegando a la Alcaldía. Por primera vez en la historia de Híjar llegaban las izquierdas al poder municipal. Algo que no fue fácil, ya que tuvo que estar presente la Guardia Civil, al resistirse los concejales de derechas a ceder el mando del Ayuntamiento. Junto con otros personajes, como El Tío Rinconero, Miguel Gálvez Oliver (su hermano), Luis Alloza Sesé, entre otros concejales, en estos 5 meses escasos, hasta el golpe militar de 18 de julio se tomáron decisiones valientes, e incluso, revolucionarias para lo que había sido siempre Híjar.

Se acordó adquirir para el salón de sesiones del Ayuntamiento una alegoría de la República de grandes dimensiones. Se apoyó el incipiente proceso autonómico aragonés. Se hizo una reforma fiscal, rebajando los impuestos a los más necesitados. Se intentó el rescate de los bienes comunales,. Se pidió al párroco la entrega de la llave del cementerio municipal y que la depositase en el Ayuntamiento. Todas estas medidas en la línea del programa del Frente Popular.

Siendo alcalde, se celebró la fiesta de 1º de mayo de 1936 en Híjar. Se hizo una manifestación y al llegar al cuartel de la Guardia Civil fue detenida la marcha. Nuestro padre, como republicano y alcalde, según sus hijas Adela y Pilar, se hizo responsable ya que todos los afiliados al Centro estaban dispuestos a manifestarse de todas las formas. Ante estas palabras la Guardia Civil se retiró y la manifestación siguió adelante entonando Vivas a la República, cantando jotas nuestra hermana Carmen y leyendo unos discursos, escritos por nuestro padre, para recitarlos en cada parada que hacía la carroza, que para tal evento se había construido. Por la noche, sin permiso de nuestro padre, algunos miembros del Centro volvieron sacar la carroza y al retirarse no tuvimos otra opción que felicitarles por su valentía.

Según el testimonio de Adela y Pilar, llegamos al día triste para la historia de España y de Híjar, del 18 de julio de 1936, vispera de la fiesta del patrón del pueblo, San Braulio. Nuestro padre y sus seguidores ya habían sido avisados de la posibilidad de un levantamiento de los militares. Tuvo que salir del pueblo, junto con su hermano Miguel, ignorando su familia su paradero. Durante estos días que Híjar estuvo en poder de los rebeldes, la familia del Tío Rullo fue molestada e insultada continuamente; grupos de falangistas llevaron a cabo registros en su casa para ver si lo encontraban, de igual manera participaba en estas tareas la Guardia Civil. En estos días le buscaron por todos los pueblos de los alrededores y especialmente por Samper de Calanda, donde el veterinario puso a disposición de los rebeldes fascistas un coche para facilitar sus labores. En estos días apresaron a varios hombres del Centro.

Llegamos al momento de la entrada de los milicianos en el pueblo. Todavía El Tío Rullo y su hermano Miguel se retrasaron unos días en aparecer. Al llegar al pueblo se presentaron a las nuevas fuerzas, llegadas de Cataluña y los vigilaron hasta conocer su auténtica identidad y los protegieron hasta llevarlos a sus casas.

Llegaron los milicianos en unos camiones, armados, con banderas de la C.N.T. y pañuelos rojos y negros. Entre ellos había un grupo, que se llamaban el Grupo de los Treinta, que fue el culpable de los incendios de casas e iglesias. Ellos fueron deteniendo gente y se llenó completamente la cárcel. Unos días después, se organizó el nuevo Ayuntamiento, haciéndose cargo de nuevo de la alcaldía el Tío Rullo. Lo lamentable que ocurrió fue la gente que encarcelaron, muchos de ellos, gente trabajadora.

Los meses transcurridos de finales de julio del 36 a enero del 37, ocurrieron hechos lamentables en Híjar. Fueron asesinados por parte de las milicias alrededor de 35 personas; gentes de derechas. Había sacerdotes, comerciantes, medianos propietarios. Se le ha acusado de ser el culpable de estas muertes. Por informaciones orales de personas que presenciaron estos terribles acontecimientos, esas acusaciones son falsas. Más bien ocurrió muy al contrario. Siempre que pudo intervino para salvar vidas de hijaranos que habían sido apresados. En todos los pueblos del Bajo Aragón histórico, los artífices de los asesinatos eran, en la mayoría de las ocasiones, milicianos provenientes de Cataluña, o, forasteros de otros pueblos cercanos. Dudo mucho que El Tio Rullo estuviera inmerso en estos, vuelvo a repetir, tristes acontecimientos. Existen 25 declaraciones, de 25 hijaranos, poco después de acabar la Guerra Civil ante el Fiscal que instruía la Causa General. En ninguna de ellas se le culpa de muerte alguna (12).

Al inicio de la Guerra Civil los Ayuntamientos en la zona republicana aragonesa se llamaron Comités de Defensa. A partir de enero de 1937 pasaron a denominarse Consejos Municipales, por un Decreto de Largo Caballero. De los Comités de Defensa debió formar parte, según informaciones orales, aunque no he encontrado pruebas escritas. En los diversos Consejos Municipales que existieron hasta mitad de marzo de 1938, cuando se produjo la entrada en Híjar de las tropas franquistas, estuvo presente, salvo alguna excepción.

Observamos su protagonismo político incuestionable a lo largo de toda la Guerra Civil. Al principio, estuvo en la institución municipal representando a la UGT, a partir del 31 de octubre de 1937 lo hizo por el PSOE. De toda su actuación política en estos momentos hay que destacar sus enfrentamientos con los consejeros de la CNT. A inicios de 1937 se creó la Colectividad en Híjar, siguiendo las directrices de los anarquistas. Las tierras solicitadas por los escasos colectivistas eran muchas; todas las de los grandes latifundistas que habían huido. Nuestro protagonista sólo quería cederles aquellas que pudieran trabajar, y el resto repartirlas entre los agricultores que las pudieran laborar. A parte de estos motivos, Gálvez no le parecían adecuados los comportamientos de los colectivistas, ya que muchos de ellos hacían de todo menos trabajar. Estas diferencias le llevarían a la cárcel de Alcañiz, junto con el Tío Rinconero y Mariano Membrado, en el mes de mayo de 1937 durante 28 días, en los momentos que los anarquistas tienen el poder del Consejo Regional de Aragón. Sus hijas, Adela y Pilar, manifiestan con nitidez meridiana los motivos por los que su padre fue conducido a prisión: "A mi padre le pidieron que se hiciera colectivista y él se negó, diciéndoles que cuando todos aportaran sus bienes, su espíritu de trabajo y honradez, él sería el primero. Los dirigentes milicianos, como los hermanos Ascaso, otro de nombre Navarro, junto con Alloza, tuvieron serios problemas con mi padre. Por ello lo encarcelaron, junto con el Tío Rinconero, en la cárcel de Alcañiz, manteniéndolos incomunicados por rebeldes, por oponerse a participar en los movimientos anarquistas y por haber liberado a los presos que ellos habían detenido, aprovechándose de su autoridad como alcalde."

En el libro de Actas del Consejo Municipal, en el Pleno de 21 de septiembre de 1937, cuando ya estaba liquidándose la Colectividad, aparece una cita textual del Tío Rullo, que es contundente en cuanto a la opinión que tenía sobre los movimientos anarquistas: "Los colectivistas asaltaron todo, llevándose todo, que no han venido más que a asaltar todo: graneros, ganados, tractores y dejando a los trabajadores a pelo, asaltando fincas y todo."

Híjar fue tomada por las tropas franquistas el 13 de marzo de 1938, tras una serie de bombardeos terribles, en uno de los cuales perecieron 29 personas asfixiadas en un refugio de San Antón, al verse taponada la entrada. Obviamente, siendo uno de los políticos más destacado de los rojos hijaranos, tuvo que huir junto con toda su familia hacia Cataluña. Aquí permanecieron hasta el final de la Guerra.

El 8 de febrero de 1939 entraron en Francia toda la familia, salvo El Tío Rullo. íban juntas la madre, prácticamente paralizada y con 90 años, mujer, las hijas y una sobrina, hija de su hermano Miguel. En un tren fueron conducidas al Campo de Chateau-Fer, en la provincia de El Cher, en el centro de Francia, en Broueve. Allí permanecieron hasta últimos de 1939.

El Tío Rullo entró en Francia el 11 de febrero por Cabeza, unos días después que el resto de la familia. Junto con él llegaron muchos más hombres mayores y los llevaron a la provincia de Morvian, a la Bella Isla, así llamada por su hermosura, para trabajar en el campo, donde había unos monjes, que también lo hacían. Allí permaneció hasta el 21 de febrero de 1940.

Mientras tanto las penalidades de toda la familia se sucedían una tras otra. El 14 de octubre de 1939 moría la abuela, y el 25 de diciembre del mismo año, unos dos meses después, moría de dicteria la niña pequeña, sin tener todavía 2 años, hija de María, la hija mayor del Tío Rullo. Ante tanta desgracia el Gobernador pidió a una de las hermanas, según cuentan Pilar y Adela, sí podía hacer algo por todos ellos. Ella le pidió que trajera a su padre, que estaba muy lejos, para que estuviera junta toda la familia. El Gobernador cumplió rápidamente y el padre llegó a Chateau-Fer el 21 de febrero de 1940 y pudo juntarse con toda la familia.

El mes de mayo de 1940 todos fueron a trabajar a una fábrica en Saint-Floran, provincia de Cher, donde hacían material de guerra. Cuando ocuparon el pueblo los alemanes se quedaron sin trabajo. En un principio el Ayuntamiento les ayudaba, pero como se fueron del campo para trabajar en la fábrica, en determinado momento con esa ayuda no podían seguir, y los llevaron en un vagón de tren al Campo de Argéles, el 24 de diciembre de 1940. Al padre lo pusieron con los hombres y todas las demás con las mujeres, y permanecieron allí hasta el mes de abril de 1941, fecha en que fueron trasladados todos, incluido el padre, al campo de Rivesaltes. En estos momentos de guerra se necesitaban trabajadores, por ello el mismo mes de abril de 1941 trabajaron durante unos meses en una finca de viñedos. Finalmente nos dieron la documentación necesaria y ya fuimos libres para elegir el lugar o trabajo que más nos interesara.

Los padres se acomodaron en el pueblo de Elne, cerca de Perpignan con la hija María, hasta que le llegó el retiro al padre, que se vinieron a vivir con sus hijas Pilar y Adela. Aquí en Perpignan moría un día de febrero de 1967. Nunca pudo volver a su pueblo, al que quería como pocos. El único delito que cometió fue el de defender unas ideas. Sirvan estas líneas como humilde homenaje. Lo único que siento es que él personalmente no las haya podido leer. No obstante si que lo podrán hacer sus descendientes. Un saludo.

NOTAS:

  1. Los datos biográficos me han sido proporcionados por sus hijas, Adela y Pilar, desde Perpignan, en diciembre de 2002.
  2. Contribución rústica y urbana, 1934. Archivo Municipal de Híjar.
  3. LABORDA, M., Recuerdos de Híjar-2, Zaragoza, Librería General, 1993.
  4. El Noticiero, Zaragoza, 14 de abril de 1920. Hemeroteca Municipal de Zaragoza.
  5. Nuevo Aragón, Caspe, 12 de marzo de 1937. Archivo Guerra Civil de Salamanca.
  6. El Noticiero, Zaragoza, 28 de febrero de 1930.
  7. Democracia, Alcañiz, 6 de junio de 1931. Hemeroteca Municipal de Alcañiz.
  8. Libro de Actas Municipales del Ayuntamiento de Híjar, Pleno de 23 de julio de 1931. Archivo Municipal de Híjar.
  9. Libro de Actas Municipales, Pleno de 30 de agosto de 1931.
  10. Libro de Actas Municipales, Pleno de 13 enero de 1933.
  11. Turia, Teruel, 9 de noviembre de 1931. Casa de Cultura de Teruel.
  12. Causa General de Teruel, Pieza Principal, Rama Separada nº 178, Híjar (Cabeza de Partido). Archivo Histórico Nacional de Madrid.

CÁNDIDO MARQUESÁN MILLÁN

Profesor de Historia del I.E.S. "Benjamín Jarnés" de Fuentes de Ebro.



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1621Felipe III (IV de Castilla)
1665Carlos II
1700Felipe IV, (V de Castilla)
1701 a 1713Carlos, Archiduque de Austria
1724Luis I.
1724Felipe IV, (por segunda vez)
1746Fernando III, (VI de Castilla)
1759Carlos III.
1788Carlos IV.
1808Fernando IV, (VII de Castilla)
1808Isabel I, (II de Castilla)


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